
El vino Carlón
El vino Carlón en la Historia

La Carta Puebla de Benicarló, de 1236, ya refería la existencia de abundantes viñedos en el término. En esos momentos empezamos a encontrar evidencias claras de la producción de vino en el Maestrazgo. En nuestra tierra castellonense, parece que los Caballeros de la Orden del Temple, los Templarios, al perder la última posesión en Tierra Santa (San Juan de Acre) y refugiarse en Peñíscola, le vuelven a dar un empujón a la elaboración de vino, incorporando nuevas técnicas procedentes de otras partes del Mediterráneo.
A partir de finales del s. XV son abundantes las referencias al vino Carlón en los documentos históricos, donde incluso se dice que el descubridor de América, Cristóbal Colón, lo llevaba en sus bodegas durante la travesía del Atlántico. Lo que le permitía aguantar largos viajes era la elevada cantidad de alcohol y una marcada acidez, cualidades que lo hicieron tan perfecto para ser distribuido por todo el mundo.
UN CRECIMIENTO INMENSO
Después de la conquista de América, el vino Carlón se convertirá en uno de los más exportados y más conocidos del mundo, gracias en parte a la prohibición de Felipe II (1595) de plantar más vid en las colonias como medida para proteger la producción peninsular, por lo que el vino Carlón experimentó un crecimiento sin precedentes. Su producción se centró en suplir la demanda americana y en estar en todas las mesas de las clases más humildes, experimentando un gran auge en países como Argentina, hacia donde emigraron muchos benicarlandos siglos después. Aparte de hacia el Nuevo Mundo, y además de abastecer en los siglos XVI y XVII las Armadas del Rey, consta que el vino Carlón se exportó a los lugares más dispares, como Orán, Mazarrón y Almería en el s. XVI; Italia, Francia y Andalucía en el s. XVII; Cádiz, Málaga, Francia, Inglaterra, Odesa y Sebastopol en el s. XIX, etc.
La producción no dejaba de crecer. El historiador Viciana dice, en el siglo XVI, que se producían “hasta 170.000 cántaros de vinos blanco y negro muy buenos”. También en aquella época, el historiador Escolano menciona “infinitas viñedos”. En el siglo XVIII, el ilustrado valenciano Antonio J. Cavanilles ya cifraba la producción en 225.000 cántaros.
ESPLENDOR EN EL XIX, HOLOCAUSTO EN EL XX
Si tenemos que destacar una época clave para la prosperidad del Vino Carlón es, sin duda, entre finales del s. XIX y principios del XX, cuando la irrupción de la filoxera en países como Francia afectó enormemente a los viñedos europeos, trasladándose muchos productores hacia nuestras comarcas y aportando sus conocimientos y sus técnicas a nuestros cultivos. El vino marcó una época de esplendor y de riqueza en Benicarló, llegando a tener 14 consulados extranjeros y produciendo anualmente más de 40.000 hectolitros. Tenemos incluso noticias de productores benicarlandos con premios en exposiciones internacionales.
En ese siglo extraordinario, el político progresista y futuro ministro español, Pascual Madoz, describía el vino Carlón como “negro y seco, de mucho cuerpo y fuerza”. También, el pintor e historiador castellonense Bernardo Mundina refería sobre el vino Carlón que había sido “desde tiempo inmemorial, el que más fama había disfrutado entre los vinos del Reino”.
Un gran empuje para toda la región vinícola ocurrió el 10 de noviembre de 1894, cuando una firma benicarlanda elaboradora de vinos, Pascual Febrer & Hijos (desaparecida), recibió por parte de la Reina Regente y en nombre de su hijo el Rey de España, el honor de ser nombrados proveedores de vino de la Casa Real, siendo autorizados a utilizar el escudo de las Armas Reales en su etiqueta.
El impulso económico durante toda esta época contemporánea fue enorme. Gracias a ello, industrias como la de la tonelería estuvieron activas hasta 1950. Destilerías y bodegas las hubo hasta 1940. Incluso la construcción del nuevo puerto de Benicarló, entre 1931 y 1944, fue inducida por el comercio del vino, aunque, debido a la llegada de la filoxera a la península Ibérica a través del puerto de Tarragona, la conversión de terrenos en regadío y, por tanto, la desaparición de las viñas, nunca se llegó a utilizar para ese propósito.
El holocausto del vino Carlón había llegado… Pero no para quedarse.
Patrimonio benicarlando relacionado con el vino Carlón
En el pueblo, Casa Tradicional Benicarlanda
En el puerto, en los astilleros, Almacen del mar, , por donde salía el vino hacia Europa y el mundo.
Cocons. En las montañas, que estaban llenas de viñedos, utilizaban el agua y los cocons para hacer la mezcla del azufre.