
El vino Carlón
El renacimiento (Renaixença) del Carlón

Cien años después de la desaparición del vino Carlón, un grupo de emprendedores se reúnen para devolverle su merecida posición dentro de la cultura vitivinícola del Maestrazgo. La bodega benicarlanda recoge la uva de sus viñedos de Benicarló, Vinaròs, Peñíscola y Càlig, y elabora el vino de la forma más ecológica, intentando imitar las condiciones en las que se producía durante sus siglos de esplendor. Una idea que va más allá de recuperar el vino Carlón como elemento cultural benicarlando, sino también convertirlo de nuevo en un referente económico de la comarca.
El proyecto de recuperación del vino Carlón se inicia en 2012 a instancias del alcalde de ese periodo, Marcelino Domingo, y un historiador, Joan C. Martí. Para asegurar el éxito y la permanencia en el tiempo se pensó en incorporar a agricultores del municipio que quisieran implicarse en un proceso que ya entonces se preveía largo y complicado. Hoy son 7 productores locales bajo una misma marca los que están produciendo unas 15.000 botellas de vino Carlón al año.
¿Por qué nuestro vino Carlón es tan especial?
El clima mediterráneo y sus características geológicas convierten la zona del Maestrazgo en un lugar idóneo para el cultivo de la vid, siendo Benicarló y su llano, hoy por hoy, el único lugar de la Comunidad Valenciana donde podemos encontrarlo a nivel de costa.
Hoy sabemos que en toda la zona comprendida entre la sierra de Irta al sur, el Montsià al norte y las llanuras altas del Maestrazgo interior, a cierta profundidad del suelo hay un nivel de nódulos con matriz arenosa-arcillosa que indica condiciones de encharcamiento estacional. Su aspecto es inconfundible, y localmente se le conoce como cerebro de gato.
Esa roca crea una costra que hace que la viña que crece sobre ella tenga menos disponibilidad de agua, la tierra sea más pobre y las raíces no profundicen tanto al suelo (como en todos los casos de los mejores vinos del mundo, como Burdeos o Borgoña ), lo que mejora el contenido en alcohol y el gusto.
Además, el vino Carlón tiene más contenido en ácido tartárico, una molécula que ayuda a revelar los gustos propios de la uva y da la frescura en la boca al beber el vino.
Esas son las razones por las que el vino Carlón se exportaba tanto: mejoraba los coupages en otras regiones. Por ejemplo, en el s. XIX los vinos de Burdeos carecían de vigor (pobres en alcohol), y los caldos bordeleses sufrían caída de demanda por esa causa. Entonces, al exportarse a Inglaterra, entre 1870 y 1930 se les practicaba el llamado “travail a l’anglaise” (trabajo a la inglesa): según la receta, a una barrica de clarete bordelés se le añadía una botella de aguardiente, dos litros de mosto blanco sin fermentar y treinta litros de vino de Benicarló. ¡Casi nada!
El vino Carlón se elabora principalmente con uva de la variedad garnacha, concretamente garnacha negra, y con otras como macabeo, cariñena, syrah o monastrell. Son algunas de las variedades con las que se cree se elaboraba también en épocas antiguas.