
Capilla del Crist de la Mar

La iglesia de Sant Pere de Benicarló, conocida por todos como capilla del Crist de la Mar, está situada cerca del puerto. Tradicionalmente, el Crist de la Mar ha sido objeto de una profunda devoción en Benicarló. De hecho, la leyenda dice que en el año 1650, llegó a las playas de Benicarló un falucho procedente de Túnez del cual desembarcó César Cataldo llevando una imagen de Cristo en la cruz. Su llegada fue calificada de prodigiosa, así como los milagros que hizo la santa imagen protegiendo la población de la epidemia de peste que sufría la ciudad.
La ermita se fue deteriorando con el paso del tiempo y la acción del mar, hasta quedar en un estado ruinoso, y se derribó. En 1921 se reunieron las autoridades competentes y acordaron por unanimidad levantar una nueva capilla y nombrar una comisión para elegir el emplazamiento. El terreno elegido fue el que ocupaban unas casas medio derruidas propiedad de Juana Arnau, quien cedió las propiedades e hizo una donación para comprar las de los demás.
El presupuesto de la capilla fue de 50.000 pesetas y la Junta, con el fin de recaudar fondos, abrió una suscripción voluntaria entre los benicarlandos para que aportaran donativos, prestaciones personales o para que ayudaran dejando los carros para el transporte del material.
En 1922 se derriban las casas donde debía construirse la nueva ermita y, ese mismo año, se determinó que debido al mal estado de la ermita de Santa María las imágenes debían ser trasladadas por el peligro inminente de quedar enterradas. La iglesia se cerró al culto y se llevaron las imágenes en procesión hasta la iglesia parroquial.
El 8 de diciembre de ese mismo año se llevó a cabo la bendición de la primera piedra de la iglesia y en mayo de 1924 se terminaron las obras. En honor a la inauguración del templo se organizaron festividades, se adornaron las calles y hubo pasacalles.
Cabe destacar que cada año se realiza la procesión del Santísimo Crist de la Mar. Esta imagen abandona la Iglesia de Sant Pere en procesión, el penúltimo jueves de Cuaresma, y se traslada a la iglesia de Sant Bartomeu, donde tiene lugar el novenario. El Domingo de Ramos por la noche tiene lugar la procesión de bajada para volver a la Iglesia de Sant Pere. En ambas procesiones son muchos los benicarlandos y visitantes que acompañan la imagen junto con el sonido de los bombos y tambores y la banda de música.